El lunes siguiente al evento Mototurismo San Juan 2022, Diego me invitó a hacer un recorrido por el norte de la provincia.
Salimos por la mañana siguiendo la RN 40 hacia el norte hasta San José de Jachal. Hasta allí un recorrido bastante monótono si se quiere.
Hicimos una escala en la estación de servicios del Automóvil Club en Jachal y luego seguimos hacia el oeste por la RN 150 en dirección hacia el Lago Cuesta del Viento.
Aquí el paisaje empezó a ponerse interesante. La ruta va paralela al río Jachal, el que a través del paso del tiempo y la erosión ha creado lugares como la Quebrada del rio Jachal o las Gargantas del Jachal. La ruta va entre la ladera de la montaña y un barranco que da a una gran planicie por la que serpentea el rio.
Nuevamente tengo esa sensación de sentirme muy pequeño ante tanta inmensidad que se observa hasta donde se pierde el horizonte.
Son esos paisajes que te conmueven. Lugares que son muy distintos de los que puedo encontrar en mi querida Córdoba.
Es la diferencia entre andar entre “sierras” y “montañas”… ahí pude experimentarlo.
El hecho de ir como acompañante en un auto hizo que pudiera disfrutar a pleno del paisaje.
Hicimos un alto en el Mirador del Lago Cuesta del Viento. Un gran contraste ver tanta agua rodeada de tanta aridez.
Desde allí tomamos por la calle o avenida que atraviesa la localidad de Rodeo, que me pareció un muy lindo lugar para visitar con mas tiempo mas adelante.
El siguiente lugar fue Las Flores, donde la ruta se divide en dos: la RN 150 que va hacia el oeste hasta el Paso Agua Negra en la frontera con Chile (motivo de algún próximo viaje) y la RN 149 que sigue hacia el sur donde vuelve a unirse a la RN 40 en Talacasto completando el circuito hasta San Juan.
Esta vuelta de un día me sirvió de una pequeña muestra de todo lo que no conocía de San Juan ya que las dos veces anteriores que la visité solo estuve en la capital y en los diques cercanos.
El viaje desde Córdoba, sobre todo después de Villa Dolores, hasta la ciudad de San Juan es muy aburrido o al menos yo no le encuentro nada interesante que contar cuando viajo por Quines o Encón.
Y mientras voy me pregunto si vale la pena estas horas de atravesar la nada misma rumbo a un lugar que lo que me espera es el afecto de una amistad de años -lo que no es poca cosa- o la participación de un evento.
Todo lo que se vé y vive viajando desde Jachal hacia el oeste -y supongo que yendo a Ishigualasto o cualquiera de los otros lugares que hay desde allí- es lo que justifica cualquier kilometraje que haya que atravesar para experimentar eso: distancias enormes, cielos transparentes y azules, planicies, montañas, quebradas, pueblitos apacibles… en fin, un mundo que es necesario conocer en algún momento.
