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Puños calefaccionados: manos calientes siempre

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En 1987 compré mi primer moto: un ciclomotor Zanella Due GL 50cc.

No recuerdo bien por qué, pero al momento de comprar el casco compré un ¡AGV italiano! En esa época no sabía realmente lo que significaba esa marca en cascos, aunque por el precio supuse que debía ser bueno. Creo que el casco costaba la mitad de lo que costaba mi ciclomotor en ese momento.

El caso es que cada vez que me encontraba con algún amigo que entendía del tema me hacía el comentario como que el nivel de calidad del casco no se correspondía con la moto en la que viajaba. A lo que yo les respondía que el valor del casco no va en función de la moto sino del dueño de la cabeza que protege.

Bueno, algo así me pasó con los puños calefaccionados que instalé en mi moto.

Cuando uno está equipando la moto con lo que (cree) que necesita hay accesorios que uno busca y hay otros que vienen a uno… esos fueron, en mi caso, los puños calefaccionados.

Previo a mi viaje al sur un amigo me estaba asesorando sobre qué cubiertas con tacos colocarle a mi Fazer y durante la conversación apareció el tema de los puños. Hasta ese momento estaba convencido de que con el chaleco electrotérmico sería suficiente para el frío. El único par de guantes que uso son unos Motorman urbanos y cuando hacía mucho frío me ponía además esos guantes “segunda piel”… pero el frío al fin y al cabo se termina sintiendo igual, además de lo apretada que me quedaba la mano con los dos guantes puestos.

A los pocos días mi amigo me llama para consultarme si no me interesaba un juego de puños calefaccionados marca Oxford (ingleses) usados que vendía un amigo suyo. Me aseguró que eran de excelente calidad y que no eran baratos, pero que no me arrepentiría nunca si los compraba.

Tenía la plata y me dije… ¿Por qué no? Así que los compré. Como no sabía quitar el tanque de nafta para pasar los cables desde la batería hacia el manillar, esperé a hacerle un servicio a la moto para que me pasaran los cables en la concesionaria.

El resto de la instalación la hice yo: despegar y quitar los puños originales (salieron fácilmente con WD40), instalar los Oxford, el control de encendido en el manillar y la conexión directa a la batería.

No te puedo contar lo que cambiaron mi vida en moto esos puños. Sigo usando los mismos guantes urbanos de siempre. En cuanto siento frío en las manos aprieto el “botón mágico” y en dos minutos mis manos están calentitas. ¡Son maravillosos!

De los 4 niveles de calor que tiene (30%, 40%, 70% y 100%) rara vez uso el nivel 2 y el 3 solamente un par de veces viajando por el sur en condiciones bastantes extremas. El nivel 4 jamás me hizo falta.

Desde que los uso nunca más los dedos entumecidos por el frío. ¡Y ya no tengo impedimento para rutear en invierno!

He visto que esta marca (Oxford) en particular no es económica, pero creeme que valen la pena. Hay otros por menos precio de los que no tengo referencias, pero sea cual fuere son una opción a tener muy en cuenta.

Y si te “hace ruido” invertir en este tipo de puños para una moto que no es considerada “premium”, pensá que este accesorio no es “para la moto” sino para el que la conduce y tranquilamente lo podés quitar e instalarlo en otra moto el día que cambies de modelo. Si vivís en una zona de inviernos fríos o pensas viajar a lugares de bajas temperaturas te aseguro que valen la pena.

Libro "Crónicas de mi primer viaje en moto"

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