El verdadero «viaje al sur» empieza aquí
Sin importar cuál es tu profesión o tu actividad diaria habitual, a medida que pasan los días de viaje es como si el viento te fuera “limpiando” esa especie de nube de pensamientos de nuestra vida diaria. Es que para viajar no es necesaria. Y a medida que desaparece simplemente queda al descubierto uno mismo, el que realmente ES, el que está viajando, el nómada. En este punto es donde me sentí distinto y me di cuenta que comenzaba verdaderamente el viaje. Es a partir de allí donde surgen las historias, las vivencias y los personajes que son los que en definitiva quedan en la retina, en el corazón y en la memoria por tanto tiempo.
Los 1.952 km previos no son más que una especie de peaje o pago que debe hacerse necesariamente. Es algo que debe ocurrir para que tu mente pase al modo “viaje”.
Sentía la mente vacía de todos aquellos pensamientos que la ocupan cuando era el Eugenio que vivía en Córdoba y trabajaba en informática. Y eso hizo que la percepción de todo lo que vi y experimenté desde allí resulte maravillosa. Tal vez sea simplemente que te estás permitiendo experimentarlo, sentirlo.
Te encontrás haciendo actividades totalmente distintas a las habituales, en lugares desconocidos, paisajes nuevos y con nuevas personas.
Dormía muy bien, y me ocurría algo que es muy agradable: soñar, tener lindos sueños y evocarlos. Casi siempre, sin importar cuán duro o largo haya sido el recorrido del día anterior, a la mañana siguiente me despertaba una hora antes de la hora programada. Supongo que será consecuencia de estar haciendo lo que a uno le gusta.
Llevaba recién 4 días de viaje y cada vez esto se hacía más interesante.